Ese equipo de leyenda, bautizado como Los Inmortales, conquistó al aficionado con su fútbol directo basado en una sólida defensa, ocupación de espacios y un ataque demoledor. Ese Milan fue el que heredó Fabio Capello, con el que continuaría la senda del triunfo, llegando a estar más de una temporada entera sin ser derrotado, estableciendo un récord a día de hoy inigualable: 58 partidos sin perder en liga; desde el 19 de mayo de 1991 hasta el 21 de marzo de 1993, cuando un gol del jugador del Parma, Faustino Asprilla, acabó con la imbatibilidad de un equipo cuyo apodo tras la llegada de Capello era precisamente el de Los Invencibles.
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